Uno de los hombres más cercanos e importantes del núcleo íntimo de Cristina es Oscar Parrilli, ex jefe de la inteligencia argentina y como se sabe, un espía nunca deja de serlo.

Oscar Parrilli, Horacio Verbitsky y Rodo Tahillade son la pirámide informativa del instituto patria y también los operadores que tienen para embarrar la cancha o instalar temas, informaciones y denuncias siempre ajenas al sentir popular.

La operación de Verbitsky que destruyó la tarea ministerial de Ginés González García tras la cuasi denuncia del vacunatorio vip fue uno de los primeros tacles contra Alberto Fernández.

La jugada maestra, caótica y fatal que se inicia con la renuncia del ministro de Economía, Martin Guzmán que por elevación implica la renuncia de Gustavo Béliz, el hombre fuerte de Alberto Fernández y anteriormente la renuncia a la jefatura de gabinete de Cafiero llevan a que Oscar Parrilli despeje el camino al nuevo elegido de Cristina, Sergio que es Massa.

De repente y de forma muy curiosa se blindan los medios, aparecen los escraches a políticos, principalmente en la asunción de Massa y a los poquitos días la Argentina se desayuna con la noticia de la operación de los copitos que no sólo careció de efecto sino que los condenó a la total invisibilización, a diferencia de Cristina que retomo o un protagonismo central y le permitió recuperar competitividad electoral al Frente de Todos.

Mientras tanto Rodo Tahillade avanzó en la denuncia de la banda de los copitos, pero lejos de plantear la existencia de organizaciones terroristas en el país, la hipótesis es adjudicar a Macri este operativo. ¿Curioso no?. Sobre todo teniendo en cuenta la relación de muchos integrantes del gobierno con organizaciones armadas de carácter revolucionario y por conocer a la perfección el accionar de grupos prapoliciales y paramilitares.

Así las cosas, Tahillade avanza con célebre protagonismo en un noticiero del law fare denunciando la proscripción de Cristina y una reunión en la casa de Lewis, mientras Wado de Pedro aparece en una foto con Rendo, uno de los asistentes a aquella reunión.

En Argentina tristemente la política la escriben los espías, incluso el mismo presidente se ha encargado de denunciar informes ilegales de inteligencia, sin que los servicios de inteligencia estatales realicen relevamientos y puedan dar información certera.

La inteligencia estatal del gobierno de Fernández parece no tener relación con el presidente o trabajar totalmente disociado del jefe de Estado. 

Otra operación de inteligencia es la foto de la fiesta de Olivos, ¿quién sacó la foto? ¿Quién filtró la foto? ¿A quién más que a Cristina benefició esa foto?.

Detrás de cada operación siempre un delgado hilo rojo conduce hacia el hombre más importante detrás de Cristina, Oscar Parrilli.

El único hombre que al atender el teléfono, la vice presidente se atreve a decirle: "Soy yo, Cristina. Pelotudo".